Múltiples preguntas surgen cuando se escucha hablar de la importancia de la innovación para alcanzar el progreso, entendido como una construcción social, no solo en el aspecto económico, es más la palabra “ecosistema” hace referencia al espacio idóneo para que diferentes organismos interactúen entre sí y puedan subsistir, bajo la misma dinámica, para dar resultados positivos a las organizaciones, siempre y cuando tengan un componente innovador. Es por ello que la innovación ha pasado en poco tiempo de ser emergente y marginal, a tener una posición relevante en el discurso político-social de hoy en día, ya que se podría definir como un mecanismo agregador de valor a partir de la producción de conocimiento creativo y pertinente que pueda generar emprendimientos, empleo y diversificar la economía gracias a un “un equipo multidisciplinario” entre el Estado, universidades, empresas, estudiantes, docentes y la sociedad en general, pero ahora bien, es necesario resaltar el papel fundamental de los dos principales actores en el proceso de cimentación de una sociedad innovadora.
